viernes, 25 de octubre de 2013

CIUDAD OBSCURA



A Tirso Vélez donde quiera se encuentre

Vivo enterrado en mi ataúd de salamandra
De proporciones egipcias toda la mañana.
Nada me apetece más que la bebida.
Vivo en Huertas
Al norte de las colinas
Y siempre tengo hambre.

Como una orquídea eclosiono de noche
Salgo a repartir flores a hospitales
Matrimonios y velorios.
Algunas veces una que otra
Ceremonia de gala.

Gano unos cuantos peniques
No muchos
Lo suficiente para sostener
Mi sonrisa pétrea y cambiar de vendas.
Al regresar a mi sarcófago
Me atacan las hormigas
Con los años me he hecho dulce.

Apetecen mis hombros y cabeza.

Mi cabello ha crecido
No tanto mis uñas
De ser así me resultaría difícil
Mantener este empleo
Que ayuda a pagar mis deudas.

No había de otra
Teníamos que trabajar
Para mantener abierta las puertas de este museo.

Las personalidades de cera
Al igual que yo
Trabajamos en el turno de noche
Por razones obvias
Y por las luces y sombras
Que acentúan nuestras formas…

A ellos les asignan un empleo
De acompañantes
Por aquello de la distinción
Y sus trajes de cocktail.

A mí en cambio
Me dejaron las flores
Porque representaba bien el papel.

Mis heridas siguen intactas
Mis labios de cinabrio
Adictos a mojar las hojas y las orejas
Ahora cantan a las voces idas
En esta ciudad obscura.


No hay comentarios: