evocando al bosque
Cúcuta es una ciudad para enfermarse
donde el espíritu de la queja nos acosa.
Cansado ya de estas calles
mil y una vez transitadas
necesito de una ciudad
donde sentirme nuevo
o mejor donde nadie me conozca
y pueda ser libre
como cuando tenía siete años
y vivía en Usaquen
y caminar a mis anchas
de nuevo por los potreros
de la imaginación
donde las vacas nos hablan
y nuestros abuelos nos consagran
con sus sables en los áticos.
(...)
Lejos
muy lejos de estas viejas ataduras
donde todos somos semillas
del mismo bosque.