lunes, 24 de octubre de 2011

EL VOLUMEN LO TIENE ALTO

El tipo rasga la guitarra (eso es ya decir demasiado).
En verdad siempre la ha portado en su capucha como un remanente que se encostra, como pretensiosos lerdos que la sacan a la “u” mientras escuchan en su i pod, Black Eyed Peas. Esto me recuerda aquella otra singular caricatura, remedo de literato y amigo de los cinemas que en sus afanes protagónicos luego de dejar el balón como quien deja la mamila; cargaba como el viejo Polonio de Shakespeare, sendos volúmenes para impresionar.
A veces se lo topa comiendo hamburguesas como una planta parasita que crece como la hiedra.
Anda acompañado de un par de bribones que se doblan por el peso de su ego. Usan camisetas negras, uniformando su aparente juventud entre risas malsanas y murmullos entre dientes. Creen que han vivido demasiado y tienen suficiente material para sus cantos de sirena. Se creen sabios tras su careta de salsa y soda.
Entre otras máscaras hablan con aires de suficiencia de política y plástica; ellos son todos unos Facundo Cabral a la hora de pontificar.
No es raro ver a estas especies, pululan por doquier como el estiércol que excretan y luego tragan.
Dedicamos tiempo a destruir al otro.
Como suave brisa que se interna, con una sonrisa acepto esta revelación y descubro en mí todos mis errores.