La Poesía: Poe y Los
Cuervos, Pessoa y sus heterónimos, Cortázar (jazz & box), Baudelaire y sus
flores del mal, Rimbaud y su temporada en el infierno antes de irse a cazar
elefantes, el poeta de Yeso y su blog disonante y soñador.
La música: los
pentagramas y sus bemoles, Vivaldi y sus four seasons, el tenebrismo y el
horror vacui del Barroco y su último estertor Rococó, Sebastián Bach, Amadeus
Mozar (t)…¿ Mozar termina en t ?
El brillo del genio
en la mirada de Beethoven.
La Poesía: la séptima
papeleta y el Movimiento Estudiantil por la Constituyente (MEC), en los 90’s, Ángel Cröix y “La Oda Al Pan” de Neruda, el Teatro Experimental
La Penumbra y sus adaptaciones de los poemas de Berthold Brecht rompiendo la
cuarta pared la vez que nos presentamos en Tibú cuando Tirso estaba preso; la
lluvia torrentosa que nos acompañó de vuelta al valle de San José de Guasimales;
los poemas que llegaron con el tiempo luego de su maduración como la espuma de
vino que hierve y rebosa. La Poesía Viva en los Santanderes en mis viajes de
ida y vuelta con escala obligada en Pamplona para llevarle whisky a Cote Lamus
en el Humilladero.
La música: Stars on 45, Deborah Harry y Blondie, Lennon
& McCartney, el New Wave en los 80’s, Bowie
y su espíritu mutante…
La Poesía: algo de luz en ese obscuro bosque llamado
realidad, Bretón, Bukowski, Boris Vian, Bradbury, Bassinger (Kim), el universo
expresándose en tus labios de reina de ébano.
Silvia y el tiempo de su swing, el sonido de tu voz,
Whitman liando sus hojas de hierba, las piedras que siguen rodando…
La Poesía y la Música…La VIDA sería demasiado
insoportable sin estos dos grandes portentos.