martes, 11 de noviembre de 2014

MAGDALENA



AHORA QUE TODAS LAS PUERTAS SE ABREN
y los metales se entregan a su trance
en tu territorio secreto me despojo
de mis pieles meridianas
y ciño mi corona luminosa
al despedirme del río.
Te doy mi mano
y me concedes aquel abrazo
que te entregué con sonrisa.
He dejado de rodar
como esos cantos
como esas plantas.
Ahora que el mundo corre
directo a los logros
necesito de raíces
                              muchas raíces.
Sé que estas ahí
solo que tu rostro
se hace a los raudales
y entonces te veo
                              por todas partes
o tu voz me persigue
                                   desde dentro.
Tu voz de lágrima
tu rostro de siembra
como un fuego que responde
                                                 al abandono
como alguien que trata
de aferrarse a la vida
con palabras en la corriente.
He cruzado tu umbral
desde el macizo sueño
de donde despiertas
con formas suaves pero poderosas
con voces ancestrales.
He golpeado la roca con mis talones
en el descenso que me lleva  
                                                a tus valles.
He cruzado tus puentes en las ciudades
donde las redes salvan el hambre
me he aferrado a los troncos
                                               como cuerpos
y he vuelto a llorar sobre tu lágrima
cuando beso tu boca de ceniza.


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