Mi bella genio esta triste.
Lo sé porque en su botella ya no se abrigan los caldos que alimentaron la vendimia.
En su vidriado cuerpo no hay sudores que empañen la mirada, no hay caricia que frote la lámpara y contoneé sus vapores.
Más sin embargo nuestra inocencia aún destila un abrazo contenido,una sedosa imagen que nos arruncha con sus tenazas.
Gaitas eléctricas, ecos de nuestro corazón que se ha hecho roca retumban desde el pequeño Larousse Ilustrado que ella consulta para descifrar un código secreto que solo entendemos.
Bella, única, entrañable y diminuta en su ola, me golpea como si aun odiara estas costas con una negra obsesión.
Ella dice que ya no me espera y que un enorme cancerbero la resguarda como si creyera que en mí aun anida el celo de la leche derramada.
Pero si entendiera que yo aprendí a vencer en sus labios este mundo complicado y derrotar la locura cuando en mis dedos palpé toda su semilla, cuando mi beso selló en esos pequeños templos una verdad perenne donde vencimos a la muerte y nos creímos inseparables, hechos el uno para el otro, hechos a la medida de nuestros anhelos.
Bella, hermosa, princesa...dulce postre que antecede la pasta y los platanitos; no debes ahora temer de tu osado atrevimiento, del apresurado duelo que provocaste sin llamarme a consulta, solo porque sí, porque te dio la gana, provocado por no sé que cosa que llegó a robar toda tu gracia y arrastrarme al delirio de la desconfianza.
No hierven en mí otros vapores distintos al de la verdad que me impulsa y no cuestiona, no cercena.
Vivo ebrio de confianza aferrado a un sueño nuevo pero ando con cuidado por la orilla porque voy descalzo y no me hago ilusiones...
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